Reflexiones sobre una pedagogía para la emancipación.
…de las prácticas educativas sólidas a una construcción
en contexto con la dinámica que los fluidos nos ofrecen.
En el inicio- la materia,
luego los principios,
las ideas transformadas
en ideales.
La concepción de
pensar a la naturaleza de las ciencias en contexto es el tema que lleva más de dos
décadas haciéndonos reflexionar y buscar estrategias que den significatividad a
nuestra tarea docente.
Aquí expresaré
muy brevemente qué elementos componen esta nueva pedagogía de emancipación,
cuyo término no es nuevo, pero que al decir de Bauman sobre la modernidad
líquida, nosotros también transitamos una pedagogía líquida o de fluidos, por
el tiempo en que vivimos, pero debemos como hombres y mujeres de ciencia que
somos atrevernos a rever este concepto y pararnos sobre algunos sólidos para
comprender cómo fluyen las prácticas sociales y culturales que forma ciudadanos
y con ellos naciones-ciudades-pueblos- comunidades- formas de hacer y de
pensar.
La ciencia con
sentido de pertenencia en un contexto social no hace ingenua su existencia y
con ello cómo nos posicionamos ante la vida. Es en este sentido que el
desarrollo de las ciencias – la tecnología debe ser un elemento fundamental del
buen vivir del hombre y la mujer que habitan el planeta.
Por ello decimos desde nuestra
comunidad “el Grupo RELiPE”:
La sociedad en
la que vivimos pone al conocimiento como el principal elemento para el
desarrollo, pero por otra parte las conquistas del desarrollo científico
tecnológico no reflejan, no mejoran la calidad de vida de los individuos que
conforman la sociedad. No hay evidencias del buen vivir de las personas, ya que
de ese binomio que podemos leer en un sentido lineal, el que está dado por la
ciencia y la tecnología ha puesto el eje en sacralizar la propiedad por sobre
los bienes naturales de la sociedad, este problema ético es el que interpela
nuestra pedagogía, en un mundo de pocas certezas, por ello que hablar de
pedagogía de fluidos o diremos líquida, no implica creer que todo es
incertidumbre, todo lo contrario, el problema ético, el problema que construye
una nueva moral, de formar en y con valores en una sociedad que está al borde o
a los bordes de una posible catástrofe civilizatoria, miremos un poco el mundo
y sus problemáticas ambientales y climáticas, de enfermedades experimentales,
las industrias químicas, entonces, tomar conciencia, que
ciencia-sociedad-tecnología-medio ambiente; son elementos de una misma
problemática que nos constituye como ciudadanos comprometidos con el mundo que
vivimos.
Una pedagogía
para la emancipación, recupera los valores más nobles y puros de las ideas que
construyen sociedades justas y solidarias. Esa capacidad de los líquidos de
derramar o formar parte de ese recipiente que lo contiene es lo que me permite
decir, que este nuevo envase, ésta nueva forma social debe resignificar sus
acuerdos, sus conceptos. Las ideas que conforman y forman ciudadanos libres y
comprometidos, las ideas que permiten transformar nuestro entorno, no como
mecanismos de acumulación irracional sino para garantizar una mejor calidad de
vida para todos, planificando el futuro y distribuyendo racionalmente los
recursos que tomamos de la naturaleza y transformamos con el trabajo de todos.
Debemos pues
reformular la idea de un hombre que gerencie los recursos, el hombre gerente y
dominante de la naturaleza que a su vez se transforma en un dominante en otros
sentidos, ya no solo de la naturaleza, domina procesos y modos de producir,
personas, anclando su poder en el egoísmo y el consumo, desvalorizando las
cualidades humanas y subsumiendo todo a una relación de poder y dominación.
La posibilidad
de nuevos desarrollos científicos que permiten explorar y conocer la naturaleza
sin dañarla es el norte de una nueva ética con responsabilidad que hay que
construir. América Latina tiene la obligación no solo de ser el lugar donde
resignificar estas tareas sino también de ser la voz y el lenguaje que
constituya los nuevos modos de hacer la vida en libertad.
Es aquí donde
nosotros y las instituciones que forman modos de pensar y de ser debemos jugar
un papel fundamental, junto con los medios de comunicación masivo, lo
importante no es pues saber ciencia en la escuela, en los espacios de formación
sino saber sobre ciencia, eso es lo que nos construye como ciudadanos, conocer
sus aspectos culturales, epistemológicos, éticos sus relaciones con la
tecnología, sus modos de producción y la repercusión social que esto genera.
Por dónde empezar con esta nueva
pedagogía.
Podría decir que
el primer cambio que debemos hacer es no subordinar la enseñanza a la
tradicional forma enciclopedista, intelectualista, y de los sabios del
conocimiento científico, lugar de y para unos pocos.
Debemos
contextualizar el conocimiento, este se da en un lugar, en un tiempo, con sus
complejidades, trascender los límites del aula, la escuela; hay una vida por
fuera de ese perímetro que ingresa en nuestras instituciones, pero que las
personas que las habitamos no nos animamos a salir a ese encuentro y descubrir
una sociedad con todas sus contradicciones, con las pocas certezas y un mundo
por debatir y descubrir. ¿No es ese el
sentido primario de la ciencia? Creo que sí, solo hay que animarse a experimentar,
probar o errar como decía Simón Rodríguez y como es el espíritu de los que
hacemos ciencia; probar, errar y volver a probar. Nada sale bien en el primer
intento.
Lo importante de
nuestro enfoque y que debe estar en la formación inicial de nuestros maestros y
profesores, es que un estudiante, un joven, cuando salga de su escuela
secundaria, la obligatoria, por la que todos deben pasar, tenga una manera
científica de pensar independientemente de la modalidad elegida y de la
profesión que quiere ejercer, o de los estudios universitarios de su continua
formación académica.
Jóvenes formados
para este nuevo siglo, implica que tengan las categorías de pensamiento y las
posibles consecuencias sociopolíticas que implican determinadas decisiones.
Jóvenes capaces
de afrontar el mundo del trabajo y estos comprometidos con la racionalidad que
implica construir una forma de vida en la que todos estemos incluidos, en un
mundo en transformación permanente.
Dar o cargar de
significado a la ciencia y a la tecnología, más allá de acotarla a los
problemas internos de las disciplinas científicas, se transforma en una
problemática social. El uso que hacemos a diario de estos conceptos y que
nuestra sociedad hace que se hable de ciencia y sea este lenguaje el que
legitime formas de entender el mundo y consumir sus productos. En la forma en
que los políticos construyen sus discursos, en la salud y en otros sectores de
los que conocemos como la sociedad civil.
Al legitimar
como lenguaje de poder al lenguaje de la ciencia, hace que ya no miremos el
cielo buscando respuestas místicas a los problemas de la Tierra; sino buscar
argumentos y evidencias que demuestren y expliquen, tan solo a veces para poder
seguir preguntándonos.
La dialéctica
que marca el camino del saber científico, el conocimiento a enseñar en las
escuelas, y la construcción de un ciudadano comprometido deviene en la
conjunción de algunos elementos.
Si partimos de
la base que somos el legado de la historia que otros hicieron antes que
nosotros; es decir que somos sujetos históricos y como tal transitamos la historia
natural de una sociedad en transformación, esto implica que no podemos dejar
fuera de nuestros contextos a la economía, la política y la cultura de nuestra
sociedad.
Ciencia &
Sociedad van de la mano; y la ciencia como un gran motor, transformador de la
sociedad. Para nosotros que conformamos esta pedagogía que hereda a los CTS,
creemos que ciencia y valores humanos van juntas, ese binomio es el motor
revolucionario de una sociedad mejor.
La ciencia como
el conjunto de las relaciones sociales transforma este saber ya no solo en un
saber científico, sino en un saber social.
Esto nos
interpela e implica que nosotros tomemos una postura con respecto a la ciencia,
adoptar esta posición que en principio puede estar lejos de un positivismo
determinista de otros tiempos, o de estos según la postura ideológica de quien
la interprete y la transmita; nos aventuramos a una construcción rizomática y
compleja, que toma lo mejor de las categorías hegelianas y newtonianas del
movimiento, que nos ubica en situación de conflicto todo el tiempo, que nos
interpela en el saber y el hacer.
Nuestro lugar en
la ciencia, está ahí, en la dinámica de un universo relativo de las múltiples
conexiones que la ciencia tiene en la sociedad y no en el placer de unos pocos
hombres libres que satisfacen necesidades espirituales. Entonces pensamos en la
ciencia como un medio de respuesta a la
industria, a la producción, transformando esos procesos productivos y tomándola
no como punto de llegada a un saber, sino como punto de partida para
revolucionar las prácticas sociales y en consecuencia las prácticas educativas.
La ciencia
entonces ya no puede ser más vista como un sistema de conceptos, proposiciones,
teorías, hipótesis, etc., sino también como una forma específica de la
actividad humana y social.
Debemos romper
con algunas concepciones reproducccionistas del saber científico, que la
presenta muchas veces como un instrumento que debe ser aplicado, como una
herramienta. Esta visión nos impide el análisis crítico y hace que ignoremos los
distintos intereses económicos, sociales y políticos, de aquellos que desarrollan,
diseñan, financian y controlan la producción de saberes y la aplicación de
estos en sus propios beneficios sin importar las consecuencias que pueden
generar. Tal como lo analizamos en las distintas controversias que nuestro
grupo pedagógico desarrolla en las clases que forman a estudiantes y docentes
de la Argentina y el Cono Sur. Dan cuenta de ello algunos ejemplos que están en
el análisis de los cultivos y el uso de los transgénicos, en el problema del agua,
entre otros.
La tecnología
como tal no es un producto supeditado a los caprichos de la ciencia, la
producción es parte de la creatividad humana, del esfuerzo intelectual e
involucra el conocimiento y las acciones del trabajo colectivo y colaborativo
de los hombres, todo proceso de producción es por definición social, que no
necesariamente tiene que ver con el conocimiento científico.
El concepto de tecnología como tal está
atravesado por prácticas sociales que involucran factores psicológicos,
económicos, políticos, culturales, siempre atravesados e influenciados por
intereses determinados y valores que pueden ser individuales y colectivos.
Podemos a esta
altura de nuestro documento determinar una triple dimensión que hace al vínculo
CIENCIA-TECNOLOGÍA-SOCIEDAD, estos son:
1- Organizativo.
2- Técnico.
3- Ideológico y cultural.
La tecnología
como práctica social involucra formas de organización, gestión de recursos,
empleo de objetos, todo esto integrado en un socio-sistema que establece
vínculos, contradicciones y rupturas en el propio sistema. Entonces la
tecnología se nos presenta como un concepto de saberes creados por los hombres
a través de la historia para satisfacer las necesidades de la humanidad toda.
Un dato importante
en ese recorrido histórico, la tecnología en sus orígenes se desarrollaba a
partir de la técnica hoy en cambio es producto del desarrollo científico, con
lo cual esa frontera entre ciencia y tecnología es cada vez menos marcada,
menos nítida.
La correcta
interpretación que podemos realizar de los conceptos de ciencia y tecnología,
colocando su énfasis en su naturaleza social, nos permite comprender mejor los
impactos ecológicos, ambientales, culturales, económicos, políticos y de todo
tipo de orden que se dan a escala global, lo que permite atender y abordar las
acciones y consecuencias que esto genera.
El siguiente
gráfico es parte del recorrido de una clase en la formación de docentes y de
estudiantes en pleno debate sobre cómo se realizan acciones que determinen en
los formadores y futuros docentes elementos que transformen las prácticas de
enseñanza. En la misma se muestra cómo interactúan en contexto los conceptos
aquí desarrollados.
No hay que
olvidar que el desarrollo de la ciencia en contexto implica adherir a marcos
teóricos ideológicos y de enseñanza, donde el rol del otro es fundamental para
comprender este proceso como un recorrido complejo y compartido.
El enfoque en
el proceso de Enseñanza y Aprendizaje
Como todo este
desarrollo nos interpela en nuestra tarea docente en el proceso de enseñar y
aprender ciencia en la escuela y en los espacios de formación.
El enfoque
CTS+V+A+ las disciplinas (matemática- física-química-biología-ciencias de la
tierra, etc.) implica una transversalidad como se viene desarrollando en este
documento por lo sociocultural de la propuesta implica dos cuestiones. Una
primera cuestión es la construcción de un sujeto con valores humanísticos y
ciudadano, con el lema que “el otro soy yo”. Por otra parte, centrar el
aprendizaje en los conceptos sociales y culturales de la ciencia y la
tecnología.
Nuestro enfoque
sociocultural centra la atención en conceptos y elementos que no están dados
por las asignaturas, pero que atraviesan todo el saber científico; como ya lo vengo
diciendo y no es menor que se comprenda, ese saber y esos elementos hacen a la
esfera política, ideológica y cultural lo que podemos colocar en la estructura
y súper estructura de una sociedad ya que el dinamismo que la misma tiene no
nos permite ubicarla en un solo lugar estáticamente, en reposo.
También las
esferas ambientales o de la propia ciencia y ninguna de estas pueden ser comprendidas
al margen de las demás.
Todas y cada una
de estas esferas están íntimamente relacionadas, con lo cual si pensamos que en
el laboratorio estamos en un lugar aséptico, no es así. Por lo tanto tampoco
ocurre esto en las aulas. Ya no formamos a nuestros estudiantes para que
desarrollen su vida en la escuela, sino que lo hacemos para que debatan y
participen en su vida familiar, social y laboral facilitando y entregando
categorías y formando capacidades para pensar científicamente y resolver
problemas desde una cosmovisión polifacética de la vida en comunidad.
Esto generará
ciudadanos capaces de adaptarse a los cambios que la vida nos presenta, buscar
nuevas perspectivas y tomar decisiones acertadas con lo cual es de suma
importancia marcar estos ejes de lo que debe pasarnos en el aula:
a) Aprender a conocer.
b) Aprender a hacer.
c) Aprender a convivir.
d) Aprender a ser.
Esta clave
construirá ciudadanos participativos y comprometidos con su presente, curiosos
de indagar y buscar respuestas que les permitan resolver controversias que se
suelen generar alrededor de la ciencia y la tecnología en la sociedad actual en
la que vivimos y como esto repercute desde lo local a lo global y viceversa.
Nuestra labor
profesional docente, nuestro trabajo en las aulas está interpelado por unos
elementos fundamentales que son: favorecer la formación humana por sobre todas
las cosas; a la formación intelectual y cultural, a la formación ambiental, a
la formación laboral, a la formación científica y tecnológica; sin segmentar
ninguna de ellas, mostrando ese complejo entramado que nos relaciona.
Es en nuestra
labor pedagógica y líquida de mostrar todo esto no como compartimento estanco,
integrando se logra conformar en los estudiantes nuevos sentimientos, valores y
cualidades humanas. No es esto una declaración y ya; es la construcción de este
tipo de prácticas lo que genera la regularidad e historiza el saber adquirido.
Este proceso
construye personalidad, genera independencia, transforma abulias y desinterés
en perseverancia y flexibilidad lo que le da a ese sujeto que aprende
autovaloración que impacta en su crecimiento individual conformando un corpus de
ideas que estructuran el pensamiento científico en un contexto, con una
realidad integrando a los componentes que la conforman y atendiendo a lo
diverso y complejo de la misma, aceptando en ese recorrido los nuevos modos en
los que se nos presenta el ser humano desarrollando sus roles en lo que es y lo
que puede ser y sujetándose como sujetos a esta compleja realidad.
Es por todo esto
que es IMPERIOSO en nuestra tarea docente de vincular conocimiento con la
práctica, incluso pensar en las acciones futuras de esos conceptos si no vemos
un correlato inmediato.
Estos son los
elementos que potencian el aprendizaje significativo, le dan sentido a lo
aprendido, apreciando en los contextos en los cuales actúa.
Es en estos
contextos cuando podemos empezar a pensar que puede ocurrir algo con nuestros
alumnos, también debe ocurrir algo en nosotros para generar no solo una
transformación individual con nuestros estudiantes, también debe ser colectiva,
desarrollando el pensamiento lógico, analógico y divergente, esto promueve
trabajo y dá sentido a nuestra profesión, a nuestra tarea docente.
Para cerrar este documento, es
necesario poder conectar, la escuela con la vida- la teoría con la práctica,
enriquecer la interacción entre los sujetos que la componen , propiciar el
diálogo participativo y el intercambio de perspectivas diversas, buscando
consensos y sociabilizando el conocimiento, los saberes, los modos de pensar y
por sobre todas las cosas los valores y los ideales.
C
a r l o s A. G r a n d e